¿Euro débil?
¿Nos debería preocupar que un euro valga igual que un dólar? La respuesta es no. La paridad entre el euro y el dólar esllamativa pero no es más que una convención. No hay nada mágico en la equivalencia uno a uno entre las dos divisas. Es como una cifra redonda. Cuando en España teníamos la peseta, existían las monedas de cinco pesetas, los duros. Lo normal era hablar del tipo de cambio entre el dólar y la peseta. Por ejemplo 100 pesetas por dólar, otra cifra redonda. Pero podríamos haber usado el tipo de cambio, equivalente, de 20 duros por dólar.
¿Nos debería preocupar que el euro compre hoy un 12% menos de dólares que a principios de año? La respuesta es sí, aunque no mucho. El euro cae por razones que esperamos que sean coyunturales. En primer lugar, porque la respuesta de la política monetaria ante la inflación ha sido muy diferente a ambos lados del Atlántico. La inflación es algo más elevada en Estados Unidos que en Europa. Sin embargo, la reacción monetaria europea ha sido mucho más tibia que la estadounidense. Y lo que es más importante, los inversores consideran que esa tibieza continuará. El Banco Central Europeo tiene que evitar la fragmentación de su mercado financiero además de luchar contra la inflación. El primer objetivo debilita su capacidad de alcanzar el segundo, y los mercados lo saben.
La segunda razón es el impacto de la guerra en Ucrania. El conflicto es en suelo europeo y los vínculos comerciales de la Unión con Rusia y Ucrania son mucho más significativos que los de EE. UU. Además, Europa es importadora neta de energía, a diferencia de Estados Unidos, por lo que los incrementos de los precios de la energía favorecen a EE. UU. frente a Europa. El impacto económico de la guerra en Europa pesa negativamente en la cotización de la moneda.
La caída del euro se debe, por tanto, a causas que son temporales. La duración del conflicto en Ucrania es incierta pero el Banco Central Europeo sí puede corregir el rumbo de su política. Debería empezar la semana que viene, mostrando ya más agresividad en sus aumentos de tipos.
Lo que sí nos debería preocupar es el poder adquisitivo internacional del euro, algo que depende no sólo del tipo de cambio sino también de los niveles de precios tanto internacionales como en la zona euro. Es decir, con un euro ¿podemos hoy comprar más o menos bienes en el exterior, de lo que podíamos comprar hace unos años? Así se mide la fortaleza de una moneda, en términos reales y no sólo nominales. La respuesta a esta pregunta es positiva. El euro ha mantenido su poder adquisitivo a lo largo de los últimos diez años, con oscilaciones cíclicas menores. En enero de 2023, un nuevo país, Croacia, se incorporará a la zona euro. Ello es indicativo de que la moneda común también es fuerte políticamente. Esta fortaleza va a ser más necesaria que nunca en los próximos trimestres ante los retos económicos y políticos que la situación energética y financiera va a plantear a Europa.
Jordi Gual
jordigualsole.com