Hoy en el “No todo vale” en La Vanguardia hablo de represión financiera.
Tras la Segunda Guerra Mundial, este fue un mecanismo utilizado por los estados para reducir la carga de la deuda pública, que llegó a niveles extraordinarios.
Hoy en día, tenemos ya una deuda pública parecida (en % del PIB, que es lo relevante) y, aunque parezca imposible, la represión financiera ha vuelto.
En la postguerra se llevo a cabo con la introducción de tipos de interés artificialmente bajos vía la regulación. En el momento actual, los bancos centrales tienen enormes carteras de bonos públicos que cumplen una función parecida. Permiten a los estados financiar a más bajo coste su endeudamiento.